De los riesgos disruptivos sabemos que son eventos inesperados, los mismos que son una amenaza que genera vacilación frente al escenario que se nos presente. Hoy en el mundo empresarial tenemos claro que esto no empieza a existir una vez que la pandemia entra a ser parte de nuestra vida, aunque sí dio inicio a que las empresas prioricen trabajar en métodos que permitan cómo enfrentarse a riesgos nuevos y fortuitos; es por ello que las compañías han ido preparándose de la mejor manera posible y hoy independientemente del sector, los riesgos disruptivos a los que se enfrentan la alta dirección les ha permitido diseñar estrategias viables que permite comprender mejor estos riesgos y saberlos abordar de una forma adecuada mediante una permanente supervisión y evaluación del mismo.
Es importante aclarar que el rol de la alta dirección es el fomentar una cultura activa y resiliente que permite abordar y gestionar partiendo desde el compromiso de quienes gobiernen la compañía generando confianza y ética. Cabe indicar que esto no solo es el paso clave para actuar; pues se complementa de tener definido una apropiada gestión de riesgos que no solo contemple los principios básicos para priorizar y mitigar los riesgos; sino también tener un robusto y consistente modelo de gestión que sea preventivo y tenga una respuesta rápida ante eventos inesperados que puedan tener un impacto considerable y no solo enfocándose en lo obvio.